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domingo, 20 de febrero de 2011

Mark Horkheimer

¿Quién es el?
(Stuttgart, 1895 - Nuremberg, 1973) Filósofo y sociólogo alemán. Hijo de un industrial, trabajó durante cierto tiempo en la empresa paterna. Su vocación filosófica tuvo ocasión de manifestarse en un viaje a París, durante el cual leyó las obras de Schopenhauer, y a partir de este pensador llegó hasta Hegel y Marx, a través de un complejo recorrido intelectual que pasó por una profunda reflexión sobre las enseñanzas de Nietzsche y de Freud.
En 1925 estudió Filosofía con Cornelius (del cual fue discípulo) y se graduó con una tesis sobre la Crítica del juicio, de Kant. En 1930 pasó a ser profesor de Filosofía y director del Institut für Sozialforschung de Frankfurt. Bajo su dirección, el Instituto programó una serie de estudios analíticos que tenían por objeto la crítica radical de la sociedad tardocapitalista y del sistema de dominio desarrollado por ella. Éste derivó -a través de una adecuada meditación sobre la obra de Max Weber, de la sociología que nace con él y, al mismo tiempo, de la fenomenología husserliana- hacia un intento de desmitificación de la "ratio" abstracta (apologética respecto al dominio) en la que se basa el cientifismo, al que Horkheimer considera aceptación acústica del status quo. Consiguió poner en cuestión cualquier punto de vista que desembocara en el positivismo, al que Horkheimer opone el compromiso totalizante contenido en la dialéctica hegeliana y marxista (defendida por un autor como Lukács, que tuvo influencia en los pensadores de Frankfurt), hostil a cualquier tipo de fetichismo ante la "daticidad".
Todo este esfuerzo intelectual está destinado a aquella "teoría crítica de la sociedad" que impregna la obra más importante de Horkheimer, la Dialéctica de la Ilustración, escrita en el exilio americano, en colaboración con Theodor Wiesengrund Adorno, con quien tuvo siempre una gran afinidad intelectual y un afecto fraternal que permitió a ambos pensadores realizar un trabajo conjunto. Horkheimer y Adorno, junto con Marcuse y Habermas, fueron los mejores representantes del pensamiento crítico-negativo del siglo XX.
Horkheimer emigró en 1933, y tras una estancia en Ginebra y en París, trasladó su Instituto primero a Nueva York y posteriormente a Los Ángeles. La actividad del grupo que dirigía se concretó en la revista Zeitschrift für Sozialforschung, que a partir de 1932 luchó por una orientación crítico-sociológica con base filosófica. En esta revista publicó, entre 1932 y 1941, algunos de sus mejores ensayos. Un grupo de ellos fue incluido en los dos volúmenes de la Kritische Theorie publicados por su discípulo Alfred Schmidt. Destacan los dedicados a Montaigne, Bergson, Simmel, Dilthey y Haecker.
Un poco antes de esta publicación, en Alemania vio la luz un grueso volumen titulado Kritik der instrumentellen Vernunft, que comprendía, entre otros, Eclipse of Reason, publicado en Estados Unidos en la posguerra. Los trabajos de Horkheimer del período comprendido entre 1926 y 1931 se encuentran reunidos en la recopilación Dämmerung, que apareció publicada en 1934 bajo el pseudónimo de Heinrich Regius.
El planteamiento crítico del pensamiento de Horkheimer se ve reforzado en el transcurso de los años treinta, por el trabajo en común realizado en el marco del Instituto, por un grupo de intelectuales entre los que cabe mencionar a Fromm, Leo Lowenthal, Herbert Marcuse, Karl August Wittfogel, Sternheim, Rumnay y Luini, quienes bajo la dirección de Horkheimer estudiaron la familia europea, dando vida a los trabajos Studien über Autorität und Familie. En Estados Unidos, Horkheimer también fue el promotor de una serie de investigaciones llevadas a cabo por un grupo de estudiosos, que se concretaron en 1950 en los cinco importantes volúmenes Studies in Prejudice, magistral ilustración sobre las diferentes formas de mentalidad autoritaria y de comportamiento represivo, estimulada por la trágica experiencia del fascismo.
En 1950 Horkheimer volvió a su país, y reabrió en Frankfurt el Instituto de Investigaciones Sociales; durante la posguerra desempeñó una función de crítica a la restauración capitalista que tenía lugar en aquel momento en la República Federal Alemana. En 1951 y 1952 fue rector de la Universidad Johann Wolfgang Goethe. Desde 1954 hasta 1959 alternó su actividad didáctica en Frankfurt con la que desarrolló también en la Universidad de Chicago. En 1955 fue galardonado con el Premio Goethe, y en 1960 fue nombrado ciudadano de honor de la ciudad de Frankfurt.
En sus últimos años redujo su actividad pública, dejando a Adorno (que lo mantuvo hasta su muerte, en 1969) la tarea de dirigir el Instituto, aunque siguió al frente del mismo a título meramente honorífico. En el mismo año se retiró a Lugano. Desde el fallecimiento de su esposa, Horkheimer se encerró en una dolorosa soledad. Sus raras intervenciones públicas dieron testimonio de una evolución conservadora en la última fase de su vida.
Bibliografía de Max Horkheimer:
        Anhelo de justicia. Teoría crítica y religión. Trotta, 2000.
        Crítica de la razón instrumental. Trotta, 2002 (2ª 2010).
        Sociedad, razón y libertad. Trotta, 2005.
        Dialéctica de la Ilustración. Fragmentos filosóficos. Trotta, 2009 9ª edición.
        Sobre el concepto del hombre y otros ensayos, Ed. Sur/Alfa
        Teoría tradicional y teoría crítica


CONCEPCION FILOSOFICA:
Antropologíca: En su visión materialista no  importa la concepción del mundo o del alma humana, sino el cambio de las relaciones determinadas bajo las que los hombres sufren y su alma se atrofia. Las aspiraciones de los hombres a la felicidad han de ser reconocidas como un hecho natural que no necesita de ninguna justificación". Y, si esta sociedad ha conseguido que se les cierre el paso a la misma a un creciente número de individuos, surge con mayor fuerza la idea de una realidad mejor. Es esta transición posible, la que debe ser objeto de la teoría y la praxis actual; pero no con un sentido atemporal ya que los ideales de hoy, al materializarse en el futuro, se convertirán en nuevas realidades sociales que será preciso criticar y superar nuevamente. "De ahí que la historia misma no haya dejado de ser hasta ahora una síntesis de luchas"

Ontologíca: Son rechazadas todas las metafísicas idealistas que afirman la autonomía del conocimiento, del saber acerca del todo; pero también se rechazan otras posiciones sensualistas procedentes del positivismo, aunque reconoce que son más imparciales y tolerantes que sus adversarias. Desde este punto de vista puede criticar el empiriocriticismo de Mach, muy en voga en la Alemania de principios de siglo y que será uno de los fundamentos de la filosofía de la ciencia del círculo de Viena (Carnap), que supone un sujeto independiente del tiempo y concibe la ciencia como simple proceso de acumulación de conocimientos. Lo que separa a Horkheimer de los positivistas son precisamente las tesis metafísicas implícitas en sus planteamientos: la invariabilidad de las leyes naturales, la posibilidad de un sistema cerrado… En fin, la férrea línea de demarcación que establecen entre las apariencias (de las que se ocupa la ciencia) y lo esencial (que se reserva a la filosofía especulativa). Resulta pues claro que, bajo esta concepción, las únicas orientaciones para la acción que podemos obtener proceden de esta unión entre ciencia y filosofía. Porque al materialismo "no le importa la concepción del mundo o del alma humana, sino el cambio de las relaciones determinadas bajo las que los hombres sufren y su alma se atrofia". Y la ciencia pura nada puede decirnos al respecto.

Epistemologíca: Se reconoce la necesidad de la unión entre filosofía y ciencia pero el significado de esta unión es precisamente la negación de la absolutización de los contenidos del saber y tomar consciencia de la temporalidad y contingencia de los mismos, entendiéndolos, no como un producto arbitrario, sino como la representación de determinados hombres en determinadas circunstancias. Por ello, todo conocimiento lleva el sello imborrable de su procedencia subjetiva. Horkheimer explica la ciencia como un proceso dialéctico mediante el que se forman los conceptos de los objetos con la aportación del sujeto. Y los tres polos de este proceso (concepto, objeto y sujeto) se hallan en tensión permanente. La tensión entre concepto y objeto nos brinda una "autoprotección crítica frente a la creencia en la infinitud del espíritu" y nos aleja de toda metafísica. La tensión entre concepto y sujeto es la que posibilita el avance científico y podemos compartir con el positivismo. La tensión entre sujeto y objeto nos impide "hacer coincidir absolutamente el saber con el objeto, como no sea en la sensación conceptual". Esta contradicción. presente en toda la Ilustración desde Descartes (res cogitans y res extensa), es la que se expresa en las relaciones entre el hombre y la naturaleza, la que nos separa del positivismo y que es el germen de la propia autodestrucción de la Ilustración como defenderá en "Dialéctica de la Ilustración".

Ética: La moral, va a jugar un papel fundamental en la concepción optimista del género humano que tiene el humano. Pero no una moral basada en principios reguladores autónomos, sino una moral que exige explicaciones de toda miseria humana. "Nunca estuvo la pobreza de los hombres en una contradicción tan flagrante con su posible riqueza como en estas generaciones, donde los niños se mueren de hambre mientras las manos de los padres tornean bombas". Los hombres ya no son sujetos de su destino sino resortes de un sistema que no controlan y frente a esta situación sólo pueden responder con la compasión o con la política. Con la primera pueden combatir conjuntamente sus propios dolores y les conduce por tanto a la solidaridad. Con la segunda buscan la felicidad de todos los hombres y les conduce a la justicia y la igualdad. Compasión y política son, así, sentimientos con atributos ‘racionales’ que se hierguen como los principales mediadores entre lo particular y lo universal y como anticipación de un comportamiento liberado de toda opresión y degradación de la dignidad individual.

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